A diez minutos de Valladolid hay casas. Y luego está esta. No es una casa para ver en fotos. Es una casa para imaginarte viviendo en ella… y después venir a confirmarlo. Porque las buenas decisiones no se explican. Se sienten.
Un lugar donde el día empieza con luz natural entrando a raudales y termina con el silencio del campo al otro lado del jardín. Un entorno cuidado, con parcela privada de 1.008 m², piscina comunitaria, zona deportiva y conserje, pensado para quienes buscan orden, tranquilidad y calidad de vida sin renunciar a la ciudad.
El chalet se desarrolla en dos plantas, con espacios diseñados para vivirlos de verdad. Desde el primer paso, un porche de entrada da la bienvenida y marca el tono de la vivienda. El salón amplio y luminoso se convierte en el eje del día a día, conectado con una cocina totalmente equipada, funcional y práctica. En esta planta también encontramos una habitación con dos camas desplegables, perfecta como dormitorio, despacho o espacio flexible, y un baño con plato de ducha.
Pero el verdadero protagonista aparece al fondo: un porche interior modulable, un espacio que se adapta a cada estación y se abre directamente al jardín, borrando la frontera entre interior y exterior.
En la planta superior, la casa baja el ritmo. Tres dormitorios, un baño completo y una suite principal con baño propio configuran una zona privada pensada para el descanso y la intimidad.
Y cuando se habla de disfrutar, el exterior eleva el nivel. Un merendero totalmente equipado, preparado para crear recuerdos: chimenea con barbacoa, horno de leña, plancha y baño propio. Todo ello acompañado de un garaje independiente para dos vehículos, con puertas automáticas, trastero en la entrada y almacén auxiliar junto al merendero.
La vivienda cuenta con calefacción individual de gas natural, ventanas climalit con doble acristalamiento, armarios empotrados, dos casetas para mascotas y un detalle que marca la diferencia: salida trasera directa al campo, para caminar, desconectar o simplemente respirar.
No es una casa para ver en fotos.
Es una casa para imaginarte viviendo en ella… y después venir a confirmarlo.
Porque las buenas decisiones no se explican.
Se sienten.